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Entrar al canal de WhatsAppEn Windsor, antes de que hablara la política, hablaron las botellas. Cada copa servida fue un diálogo de estilos, territorios y memorias. Desde el frescor inglés hasta la potencia californiana, pasando por la finura borgoñona y la tradición de Champagne: cuatro vinos que fueron mucho más que maridaje.
Los guardianes de la bodega real
La selección de vinos en un banquete de Estado no es casualidad. Está en manos de la Royal Cellars, equipo que equilibra calidad, estilo y simbolismo. Ellos deciden qué se abre frente a reyes y presidentes. Y durante la cena, los mayordomos de vino se convierten en coreógrafos: cada copa servida al unísono, cada botella descorchada con precisión ceremonial.
Tradición en cristal, modernidad en vino
No se sirvieron copas Riedel de precisión milimétrica, sino copas históricas de la colección real: más pesadas, talladas, con presencia estética más que técnica. Tal vez un Corton-Charlemagne mostraría mejor su filo mineral en cristal fino, pero aquí la prioridad es el rito y la imagen. Esa tensión entre tradición y modernidad es parte del encanto.
Cuatro relatos en copa
Wiston Estate Cuvée 2016 (Sussex, Inglaterra) — Orgullo burbujeante
El renacimiento del vino inglés se sirve en forma de burbuja. Suelos de tiza, clima fresco y precisión enológica hacen de Sussex un espejo inesperado de Champagne. 2016 fue la añada que consolidó a Inglaterra como competidora seria en espumosos: vinos tensos, con acidez vibrante y burbuja fina. En Windsor, abrir con él fue un gesto de orgullo nacional.
Domaine Bonneau du Martray Corton-Charlemagne Grand Cru 2018 (Borgoña, Francia) — El eco de Carlomagno
Chardonnay de altura histórica. Las laderas calcáreas de Corton dan vinos longevos, con filo mineral y estructura imponente. 2018 fue un año cálido en Borgoña, que trajo fruta más generosa, sin perder tensión. Servirlo aquí fue invocar la memoria europea y mostrar cómo la historia sigue viva en el cristal.
Ridge Vineyards Monte Bello 2000 (California, EE. UU.) — California con traje de gala
Cabernet de montaña, nacido en suelos calcáreos poco comunes en California. Con estructura firme, acidez marcada y un estilo más europeo que muchos Napa. 2000 marcó el inicio de un nuevo milenio y evocó el recuerdo del “Juicio de París”, donde California sorprendió al mundo. En Windsor fue un apretón de manos líquido: la voz del invitado de honor.
Pol Roger Extra Cuvée de Réserve 1998 (Épernay, Francia) — Churchill en burbujas
Elegancia y memoria en una maison que fue favorita de Winston Churchill. 1998 fue una añada de resiliencia en Champagne, marcada por contrastes climáticos pero vinos finos y de gran longevidad. Servirlo en Windsor fue recordar una amistad franco-británica que resiste décadas y se celebra en cada burbuja.
Claro, sommgeekers: no descorchamos estas botellas, pero las conocemos lo suficiente para imaginar su expresión. Y ahí está la magia: aprender de terroirs, estilos y añadas, incluso a la distancia.
Para seguir explorando
- Espumosos británicos: prueba Gusbourne o Chapel Down si buscas más Sussex.
- Comparar Borgoña: enfrenta un Corton-Charlemagne con un Chardonnay de clima fresco del Nuevo Mundo.
- Cabernet de montaña: pon Monte Bello frente a un Bordeaux clásico.
- Champagne con historia: busca maisons con añadas de los 90s para entender longevidad.
Conversemos en comunidad
Si pudieras probar uno de estos cuatro vinos, ¿cuál elegirías y por qué? El frescor inglés, el linaje borgoñón, la elegancia californiana o la memoria de Champagne. Te leo en SommGeek Society 🍷
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